Tecnología

El comprador ciego

·

En Nueva York uno puede ver cosas que difícilmente verá en ninguna otra parte del mundo. Debe ser algo en el aire, porque la gente de allí es… curiosa. Tienen mucha prisa -más que en Madrid, que ya es decir- y van como muy seguros de sí mismos. Quizá por aquello que dicen de que esa ciudad es la capital del mundo. Ellos, desde luego, se lo creen, y puede que eso les dé la suficiente confianza para hacer cosas raritas.

ny1

Os pongo en situación. Bryant Park -probablemente mi lugar preferido de la ciudad-, 19:30 de la tarde. Estoy sentado en una de las mesitas disponibles con mi Dell XPS 13 Macbook Air aprovechando la WiFi gratuita. A mi bolilla, medio trabajando, medio disfrutando del espectáculo que es ver a gente tan variopinta pasar por allí y hacer cosas tan variopintas.

De repente un tipo grandote y vestido de sport -vaqueros, camisa- aparece cruzando el césped. A 20 metros de mí, rodeado de gente, se para. Suelta la mochila y sin quitarse los cascos o dejar el teléfono (probablemente un iPhone) aparte, se pone a hacer flexiones. Primero en plan marine, rápido y seguro. En las últimas al tipo se le ve lógicamente cascado. Le cuesta, pero termina su serie, que yo diría que es de unas 20. Se levanta colorado, sin aire, coge la mochila, resopla y se va.

Estuve a punto de levantarme y aplaudir. No lo hice, claro. No soy neoyorquino, tengo miedo al ridículo y tras mirar de reojo al personal me di cuenta de que a nadie parecía importarle demasiado esa pequeña oda al me importa un pimiento de este atleta en ciernes.

Tremendo.

Como habréis imaginado, el post no iba de eso, pero es que tenía que contar la anécdota. El caso es que en una ciudad así uno esperaría que ya que puedes ver cualquier cosa, pudieras ver, efectivamente, cualquier cosa. Y cuando digo esto me refiero a que uno esperaría poder ver y tocar todo tipo de cacharros que no ve en otra parte.

Cuando nos dijeron que teníamos un buen rato libre en ese viaje de Sony en el que estuve el otro día lo tuve claro: quería hacer un pequeño recorrido por tiendas de electrónica en busca de cacharritos raros. A ver qué veía. En realidad tenía un objetivo: toquetear Chromebooks a gogó y quizás -solo quizás- acabar comprando uno. (Disclaimer: es mi cuarta visita a NY, así que el resto estaba relativamente pateado).

ThinkGeek, Apple y Microsoft a la vista

Así que busqué algunos establecimientos antes de salir del hotel, me configuré una ruta de 3 horas -paradas incluidas- y empecé a andar. Entre las tiendas friquis cayeron algunas obligadas: ThinkGeek, desde luego, y también las tiendas de Microsoft y Apple de la Quinta Avenida. Esta última la conocía de otro viaje, pero quise ver si el ambiente era distinto teniendo en cuenta que el día anterior Apple había presentado los nuevos iPhone 7 que espero que no os compréis.

thinkgeek1

ThinkGeek me dejó un poco frío: la tienda comparte espacio con GameStop y la verdad es que después de tanto tiempo teniéndola como pedestal del friqui la tienda física era bastante cutre. Salí de allí casi más atraído por lo que vi en GameStop -estuve tentado de pillar un Fire TV de Amazon- que por las pocas frikadas que vi en la otra.

En Microsoft sí que me paré un ratito. La tienda es una copia fantástica de la Apple Store en concepción. El montaje es impresionante, con mucho espacio y tres plantas, la última de ellas patrocinada por Dell (lo habéis adivinado, no subí), pero a todo ese montaje le faltaba un elemento irónico: que no tienen mucho que enseñar. Estaban las Xbox One S con todos sus accesorios, estaban los Surface y sus accesorios -molaban los teclados personalizados para la NFL-, e incluso estaban unas HoloLens en modo exposición.

Me sorprendió ver una sección de auriculares con una parte para los Beats, y también me sorprendió no ver ni un Lumia. A lo mejor no me di cuenta, pero yo no los vi. Cero. Ni uno. Los dependientes, eso sí, súper sonrientes. Eso es algo que me encanta de Estados Unidos, que el sector servicios suele tratarte bien incluso en tiendas en las que -que yo sepa- lo de las propinas no es lo usual. Quiero decir que no te atienden bien por la propi. Te atienden bien porque les han enseñado que eso es lo adecuado. Lo más normal en nuestro país, tanto en hostelería como en tiendas, es que quien te atienda o lo haga con cara de perro o lo haga mirándote primero por encima del hombro como diciendo: «no eres digno de comprar aquí«.

apple2

La tienda Apple estaba petada. Infinitamente más que la de Microsoft. No porque la gente estuviera comprando, no. Es porque la gente simplemente quería estar. Punto. Las pocas zonas en las que uno se puede sentar estaban igualmente petadas, y cuando me senté un momento en un taburete y quise aprovechar un ratito tranquilo para trabajar con la WiFi del sitio uno de los sonrientes dependientes me avisó de que mejor me fuese a Parla. En realidad me dijo que iban a tener sesión de formación en 10 minutos, pero para el caso es lo mismo. ¿Qué más le daba que estuviese allí esos 10 minutos? Además hasta saqué el MacBook Air para parecer de la tribu. Qué fuerte. Puaj.

En busca del Chromebook perdido

En esas tres tiendas, como dije, iba un poco en modo cotilla. No esperaba ver nada del otro jueves, y la verdad es que salvo por detalles como las HoloLens las visitas fueron bastante meh. Pero quedaba el otro objetivo: lo de tratar de toquetear Chromebooks.

chormebooks-bh

El primer objetivo era la famosa tienda B&H en la que los igualmente sonrientes judíos me atendieron amablemente cuando pregunté por esos equipos. No los veía en un primer paseo por el local, así que me extrañó. Uno de los dependientes, en edad de jubilarse, me indicó que tenían tres modelos por allí. Dos de ellos eran de Lenovo (un ThinkPad 11e Chromebook y un convertible Yoga 11e Chromebook), y uno de Samsung, pero este último no apunté cuál era.

No solo es que los tres Chromebooks fueran más o menos cutres: es que en la tienda nada llamaba a comprarlos o interesarse por ellos. Un detalle: no estaban conectados a la WiFi, algo que yo diría que es crucial en un equipo destinado esencialmente a utilizarlo con una conexión a internet. Le pregunté al simpático dependiente si se vendían bien, y su respuesta me dejó bastante claro que al menos ellos no debían vender ni un pimiento.

Estuve a punto de decirle que igual si los conectase a la WiFi vendería alguno. Me callé.

El segundo objetivo era un Best Buy que estaba también por la zona. Me enteré de que la otra tienda de referencia, J&R, había cerrado hace tiempo -qué cosas- así que no había muchas más opciones. La tienda de Best Buy no estaba nada mal: mejor organizada, más «limpita» -también había bastantes menos dependientes- y con una buena sección de portátiles. Me costó encontrar los Chromebooks, pero es porque no estaban con el resto de portátiles: había un mini-stand en la sección de impresoras.

chromebooks-bb

Creo recordar que estos sí estaban conectados a la WiFi, pero los modelos me parecieron igualmente cutrillos y la decepción por verlos ahí un poco arrinconados me quitó las ganas de trastear con ellos. Había, eso sí, un ASUS Chromebook Flip C100PA, y aunque sé que alguno por aquí me lo había recomendado lo descarté en unos dos segundos. Más o menos los que tardé en poner los dedos en ese miniteclado -una pantalla de 10,6 pulgadas no da para mucho- y comprobar que aquello no estaba hecho para mí.

Ese era el fin de mi pequeño periplo en modo medio friki. Todo un fracaso.

¿Tocar antes de comprar?

La conclusión del paseo estaba bastante clara. . Reflexionaba sobre ello mientras probaba una hamburguesa en el famoso Shake Shack que, por cierto, me decepcionó. La SmokeShack resultó ser pequeña, cara, y con la carne demasiado hecha. El batido de chocolate que la acompañaba no estaba bien batido al final, así que imaginad. Lo del «busca» con el que te avisa (vibra, supongo que de ahí lo del «shake») de que el pedido está preparado es gracioso, pero vamos, en mi ránking de sitios para comer le pondría muy al final. 4/10. Mejor que Le Cocó, claro, pero es que ese es insuperable (en negativo, I mean).

shake1

Pero una vez más me estoy andando por las ramas. La conclusión, como decía, estaba clara: parece mentira, pero en la capital del mundo, donde uno esperaría poder verlo y tocarlo todo, están mucho menos preparados en materia tecnológica que en cualquier centro comercial normalito de nuestro país. Creedme: cualquier MediaMarkt o Carrefour suele estar bastante más surtido que las decepcionantes tiendas neoyorquinas.

El problema aquí es el de siempre: que esa falta de surtido, ya sea aquí o allí, hace que muchos compradores tengan que comprar  a ciegas. Fiándose de las opiniones de alguien a quien no han visto en su vida y de las preciosas fotos (a veces ni eso) que la tienda online de rigor publica en su sitio web. Con suerte habrás podido toquetear el cacharro si lo ha tenido tu vecino, tu primo o tu compi de trabajo, pero salvo en casos en que esos cacharros sean medio populares, tendrás que cruzar los dedos y confiar en que lo que has pedido responda a tus expectativas.

Es algo que me parece alucinante a día de hoy. Afortunadamente existen los periodos y garantías de devolución, pero resulta difícil recomendar tecnología (o cualquier otra cosa) y que te crean por las buenas. Aquí todos somos un poco Santo Tomás. Necesitamos tocar para creer.

No mola ser un comprador ciego. Y menos en la capital del mundo. Qué decepción, majos. Eso sí, el momento aspirante a marine con las flexiones no me lo quita nadie. Ni esos ratitos en Bryant Park. Otro día puede que hable de lo increíblemente hecha polvo que está la ciudad. Hoy tocaba post con toque friki, y no post en modo guía de viajes, así que ahí lo dejo.

Imagen | La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio · Wikipedia

Suscríbete a Incognitosis

¡Recibe en tu correo las nuevas entradas!

Standard

14 comentarios en “El comprador ciego

  1. Al final como te había comentado el chromebook es algo que para algunos se adapta a lo que buscan y para otros no.
    En mi caso tengo 2 el Asus Chromebook Flip lo uso para lo que usaba el ipad, y la verdad es que es mucho mas cómodo y más rápido (es lo que tiene Apple que con cada actualización te jode mas y mas el equipo).
    El otro el Toshiba Chromebook 2 lo usamos como sustituto del portátil windows, para trabajar, tanto mi mujer como yo, la rapidez y la pantalla full hd ips de 13″ marcan la diferencia y hacen que este verano que tuvimos que llevarnos los 3, el windows ni siquiera saliese de la bolsa 🙂
    Pero como digo, cada persona usa el portátil para un tipo de función y en mi caso el chromebook se adapta perfectamente, y en otros casos ni se acerca.

    Por cierto a NY le pasa como a Venecia, salvo que estés enamorado de la ciudad sólo ves suciedad y edificios decrépitos 🙂

    • Mola que los estéis aprovechando tanto, desde luego. Quizás no sea mi momento, pero oye, todo se andará. Buena comparación entre Venecia y NY, aunque la primera tiene algo más de justificación, que lleva unos añitos más en pie 🙂

  2. Nueva York es sorprendente pero también puede ser muy agobiante, es vanguardista pero también muy provinciana; es muy paradójica. Estuve allí este pasado mes de Junio, me alojé en Brooklyn y allí me fué imposible encontrar una tienda decente de informática. Manhattan ya va un poquito mejor surtida, pero sin exagerar. No me extraña que allí naciera la venta por correo. De hecho en una ciudad como Londres es más fácil encontrar cosas de interés e innovadoras que en NYC. Este verano, por ejemplo pude toquetear muchos más artilugios interesantes en una tienda PC World en Tottenham Court Road que en todo NYC . En esta tienda de PC World habia una zona patrocinada por Google donde podias ver y tocar todo tipo de artilugios (incluidos bastantes Chromebooks) y en Nueva York no fuí capaz de encontrar nada parecido. En fin…

Comentarios cerrados