Tecnología

Minnie y los fuegos artificiales

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La temperatura era perfecta en la habitación 314 de la residencia para mayores de las afueras de Cupertino. En realidad la temperatura era tan solo uno de los detalles perfectos de aquella habitación. Lo eran también la iluminación, las vistas (virtuales) y la atención que recibían todos los que pasaban allí sus últimos años de vida. 

Los robots se encargaban de que fuera así.

—Tiene usted una visita, Sr. Cook —le dijo al anciano una perfecta y agradable voz femenina. Una sintetizada, claro.

—Que pase, por favor. Le estaba esperando —contestó él.

Hacía mucho que el anciano no recibía visitas. Qué ironía, pensó. Hubo una época en la que precisamente lo que le sobraban eran esas visitas. Ahora añoraba todo aquello. Hasta cierto punto. 

Aquel periodista había contactado con él por sorpresa, mencionando que se llamaba Harry -sin más- y que trabajaba para un medio local. Estaba interesado en revisitar su historia, le explicó. “Me gustaría saber cuándo cambiaron las cosas. Querría tratar de entender qué falló y cómo aquel gigante acabó desapareciendo“.

—Buenas tardes, Sr. Cook. Encantado de conocerle —dijo Harry con una sonrisa sincera, estrechándole la mano.

—Encantado, Harry. Me sorprendió su llamada. A nadie le suelen interesar las historias de fracasos. No al menos cuando han pasado tantos años y las lecciones han quedado bien aprendidas.

—Precisamente por eso quería conocerle y hablar con usted. Creo que esas lecciones siguen siendo valiosas. Además, el tiempo da a menudo perspectiva a todo. Incluso a los fracasos. 

El Sr. Cook echó una segunda mirada a aquel periodista y sonrió. “Vaya“, pensó, “Puede que esto no esté tan mal“.  

—Usted dirá —sugirió el anciano. 

—Como le comenté en la holollamada, quería saber cuándo se torcieron las cosas. Si hubo un momento concreto. Si usted se lo olía, vaya. 

—Por supuesto que me lo olía. Todos lo hacíamos. De hecho todos lo hacían, pero daba igual. Éramos demasiado grandes e importantes para que nadie aceptase la realidad. No podíamos fracasar. Éramos inmortales. 

—Y ese fue su gran error —concluyó Harry.

—Exacto. 

—Hábleme de Minnie. 

El Sr. Cook bajó la cabeza. ¿Cómo podía acordarse nadie de aquello? Fue un detalle nimio de aquella presentación que parecía una de tantas. Nadie le prestó atención. Al fin y al cabo no había sido más que un guiño simpático a algo que parecía formar parte de la cultura de aquel gigante.

minnie

El anciano cogió aire y comenzó a hablar. Llevaba tiempo queriendo hacerlo, y se le notaba. Lo hizo como si hubiera ensayado aquel discurso una y mil veces. Como si fuera parte de una última presentación. Una con la que al fin podría despedirse, algo que no le dejaron hacer cuando todo ocurrió.

—Minnie fue solo un síntoma. Uno más de los muchos que provocaba aquella enfermedad invisible, mezcla de prepotencia, de ceguera, de orgullo, y de nuestro propio endiosamiento. Como le decía, parecía imposible equivocarse. Como usted sabrá, en aquella conferencia el debate sobre nuestra capacidad de innovar era una constante. Nuestros defensores argumentaban que nuestra estrategia era la adecuada, que las disrupciones que provocaron el iPod, el iPhone o el iPad no podían repetirse con tanta frecuencia. Las mejoras iterativas funcionaban, o al menos eso era lo que creíamos. Las arcas estaban más llenas que nunca y nos permitíamos lujos que a posteriori nos saldrían muy caros. 

—¿Lujos? —preguntó Harry. 

—Nuestra actitud no era humilde. Nunca lo fue, cierto, pero aquello se agravó con los años. No participábamos en conferencias, no recogíamos premios, no interactuábamos con el resto de la industria. Como mucho dejábamos que los demas interactuaran con nosotros. Si nos convenía. Aprovechábamos el trabajo de muchos otros, pero pocas veces compartíamos el nuestro, y si lo hacíamos era de una forma interesada. Para capturar más cuota, o más usuarios, o más dinero. 

—Pero el problema no fue ese —sugirió el periodista. 

—No, no lo fue. El problema real fue que nosotros mismos nos creímos inmortales e invulnerables. No había que crear nuevas disrupciones porque ya estaba todo inventado. Al menos, todo lo importante. Y lo habíamos hecho nosotros. 

—Eso es un poco exagerado, ¿no cree?

Cook sonrió. 

—En aquella época no lo era.  Cambiamos el mundo de la música para siempre, cambiamos la tecnología móvil para siempre y tuvimos el acierto de saber lo que la gente quería.

—Hasta que dejaron de acertar

—Sí. Y entonces recurrimos a Minnie y los fuegos artificiales. A muchas Minnie, en realidad. A mejoras tacañas, menores, efectistas. Muchas de ellas sin originalidad alguna, pero disfrazadas con ese halo que aún teníamos. El de que todo lo que hacíamos le permitía a la gente “molar”, como se decía entonces. 

—Entiendo ¿Qué pasó en aquella WWDC de 2016?  —preguntó inquisitivamente Harry

—Aquella fue simplemente una piedra más en el camino. Recuerdo que antes del evento todos seguíamos regodeándonos, endiosados y ensimismados. Creyendo que seguíamos haciendo grandes cosas. Pero en aquella conferencia sí es cierto volvimos a reconocer errores del pasado. No lo hicimos abiertamente, claro. Eso hubiera sido una muestra de debilidad. Lo hicimos anunciando la apertura de algunos desarrollos que por fin podían ser aprovechados por la comunidad de desarrolladores. Como Siri o Messages. Incluso creamos aquel proyecto llamado Swift Playgrounds para que los niños programaran en sus iPads con nuestro lenguaje de programación. 

 —Aquello no era suficiente, claro. 

 —Por supuesto que no. Eran solo balas de fogueo de una estrategia que se hundía porque no innovábamos lo suficiente. Todo eran refritos de cosas que los usuarios demandaban, y ahí estaba la clave: que acabamos haciendo lo que ellos querían, no lo que nosotros pensábamos que acabarían queriendo. 

 —Entiendo. 

 —Sí. Venía ocurriendo desde hacía tiempo, por supuesto. Quisiéramos o no el que Steve nos dejara marcó un antes y un después. Íbamos sobre seguro porque nos funcionaba esa filosofía, pero incluso teniendo oportunidades para repetir éxitos, no las aprovechábamos. Habíamos reinventado mercados que parecían asentados -la música, la telefonía, la propia computación- pero no pudimos repetir aquello con el Apple Watch, con Apple Music o con el Apple Car. Dejamos de ser diferenciales en lo que importaba. 

 —¿En lo que importaba?

 —Sí, renunciamos a los principios del pasado -simplicidad, eficiencia, incluso aquello del ‘it just works‘ al que solíamos hacer justicia- y nos despistamos en todos los terrenos. Tanto en hardware como en software. De repente todo eso ya no importaba tanto. Mientras estuviera bien diseñado, lo demás era secundario. Y siempre podíamos disfrazar todo lo que creábamos. Añadir unos fuegos artificiales. 

 —Como los de aquel anuncio de Messages. 

 —Exacto. Nuestra aplicación de mensajería había nacido con esos principios de simplicidad, y de repente se convirtió en una pantomima que trataba de imitar tendencias del momento. Esos emoticonos gigantes, garabatear mensajes, sustituir palabras por emojis de forma automática, aquellos fondos de pantalla animados (con fuegos artificiales, como riéndonos de nosotros mismos)… Aquello era la caricatura perfecta de una generación conquistada por la pereza. Por la ley del mínimo esfuerzo. Si puedo decírtelo con un emoji, mejor. Y si me generas tú mismo la respuesta, fantástico. Adiós a la elegancia y al minimalismo, hola a la sobresaturación y a la transformación de una comunicación que no sabíamos cuánto duraría. Y ni siquiera hicimos lo que hubiera sido lo más lógico del mundo: si queríamos que la gente se comunicara con Messages, deberíamos haber abierto la aplicación a Android, algo que otros como BlackBerry entendieron tarde. Para nosotros eso era una herejía, por supuesto: Messages tenía que ser exclusivo. Para la élite. Y así nos fue.

 —Entiendo. Pero volvamos a Minnie. 

 —Minnie era, como le decía antes, un síntoma de que todo se derrumbaba. Vendíamos más relojes que nadie, pero lo hacíamos porque éramos Apple y la gente creía en que nuestros productos eran diferenciales. No lo eran. En watchOS 2 liberamos teóricamente al reloj del yugo del smartphone con aplicaciones nativas, pero aquello no tenía mucho sentido sin un reloj realmente autónomo en materia hardware. Así que en watchOS 3 se trataba de añadir fuegos artificiales. Hicimos mejoras importantes en la velocidad de lanzamiento de las aplicaciones e incluso añadimos una útil función de llamadas de emergencia, pero también sobrecargamos aquella interfaz: quisimos convertir al reloj en un teléfono: su Control Center propio o el reconocimiento de escritura eran dos temas absurdos, pero teníamos que vender el sistema, así que acudimos a la mueca fácil. A los fuegos artificiales. Y ahí es donde entraba Minnie. Un simple personaje de dibujos animados que estuvo 20 segundos en aquella gigantesca pantalla y que sirvió para que una vez más nuestros fans no pensaran en que algo fallaba si algo así era una novedad lo suficientemente importante para vender un reloj. Por no hablar de esa opción que nos “enseñaba a respirar”, y que de nuevo trataba de situarnos como líderes en esa faceta de la cuantificación y el impulso de la actividad física. Bastaba con meter una cuña con una frase de algún doctor que nadie conocía y del que la gente se fiaba -porque nosotros le citábamos- y listo, ya teníamos característica destacable. Más tarde llegaría el Apple Watch redondo con eSIM, pero la batalla estaba perdida en otro campo: el de los asistentes de voz.

breathe

—Cierto. Tenían aquel asistente, cómo se llamaba, ¿Sara?

El Sr. Cook emitió un bufido. 

—Siri. Se llamaba Siri. Fuimos los primeros en ofrecer esa característica, pero no la concebimos de forma ambiciosa. Todos nos superaron, claro. No entendimos el potencial de la inteligencia artificial, así que de nuevo disfrazábamos el potencial de nuestro asistente. Lo llevamos por fin al escritorio, añadimos integración de servicios como Uber, nuestra aplicación de domótica o nuestro Apple TV, pero seguíamos centrándonos en la mueca fácil. En dotar a Siri de cierta personalidad y cierto tono prepotente. Porque nosotros mismos éramos prepotentes. Y así se nos escapó aquella revolución fundamental. Una que dejamos pasar y que nos condenó definitivamente. 

—Sí que movieron ficha al respecto, ¿no es así? Con aquello del reconocimiento facial. 

—Tonterías. Aquello llamó la atención, pero la opción no era nueva y simplemente tratábamos de competir con un Google Photos que nos había adelantado por la derecha una vez más. Lo hicieron en 2008 con Picasa Web Albums, y cuando reaccionamos con iPhoto’09 nos volvieron a superar con ese reconocimiento facial en Picasa 3.5 en local. Por si fuera poco, alguien dio en el clavo: ese sistema de clasificación que parecía mágico podría haber sido programado casi por cualquiera. Una vez más nos sentábamos sobre los hombros de gigantes. 

—Pero también descuidaron otros muchos campos. 

—Desde luego, pero de nuevo no nos parecían relevantes. Tomemos como ejemplo macOS, que durante años se había llamado Mac OS X y más tarde se llamaría “OS X” a secas. Las mejoras en aquel sistema operativo acabaron siendo mínimas, mero maquillaje, pero aquello nos parecía lógico: el usuario ya no estaba en el escritorio, sino en el móvil. Teníamos que poner la carne en el asador de iOS. Y eso hizo que en aquella conferencia de nuevo no añadiésemos más que fuegos artificiales. Desbloqueo con el smartwatch o el iPhone a través de iTouch -algo que otros ya habían hecho, como siempre-, soporte de pestañas -cuando aquel concepto no era para todo, ni para todos- o aquel efectista sistema que permitía reproducir vídeos en modo PiP. Lo único destacable fue la integración de Apple Pay vía web, pero aquellas mejoras eran de nuevo menores, no nos apetecía trabajar en máquinas que no iban a estar con nosotros mucho más tiempo. El iPhone era nuestro caballito ganador. Y lo mismo ocurría con tvOS, un sistema operativo que nació muerto porque nadie quería añadir más complejidad a un dispositivo que se supone debía ser tonto. Nuestra propuesta software -aplicaciones en la televisión, ¿para qué?- se unía a mejores prestaciones en las búsquedas y la integración con Siri, pero no podíamos competir con alguien que como Netflix había entendido que la simplicidad era clave aquí. Como siempre. 

—Ni siquiera iOS avanzaba como querían

—Puede que en otros productos viéramos debilidades, pero no las veíamos en iOS, al que seguíamos dotando de más y más capacidad. Pero también de más complejidad, claro. Más opciones desde la pantalla de bloqueo, vídeos integrados y respuestas en las notificaciones y mensajes, mapas más proactivos, e incluso un nuevo diseño para Apple Music que seguía tratando de esconder el hecho de que era una copia de Spotify. Y no precisamente una copia mejorada, que era lo que habíamos logrado en el pasado. La novedad, fíjese usted, era que ahora dábamos soporte a las letras de las canciones. 

—No lo recuerdo, la verdad —admitió Harry. 

—Por supuesto que no, hijo, por supuesto que no. 

Harry sonrió. Aquel anciano le caía bien. Los años solían hacer eso: dar perspectiva y entender la realidad desde un punto de vista que no era el propio. 

—Les criticaron mucho por no presentar hardware. ¿Por qué no hacerlo?

—El ciclo de renovación de los portátiles se había alargado, así que queríamos esperar a los nuevos procesadores de Intel y a poder integrar algunas mejoras que creíamos que iban a despertar un interés importante. Lo hicieron cuando al fin presentamos aquellos MacBook Pro con pantalla OLED, pero la gente acabó cansándose. Abandonamos a usuarios fieles que nos habían dado su confianza con productos aspiracionales como el Mac Pro o las pantallas Thunderbolt Display, pero tardábamos demasiado en dar opciones. Así que como mucho manteníamos el envase cambiando algún componente interno sin más… y siempre que no nos costase demasiado esfuerzo. Aquello nos distraía, y como le decía antes, el menene tenía que estar en el iPhone. 

—Pero el iPhone no les salvó. Y tampoco lo hizo el reloj, o su coche. 

—No, pero esa es otra historia, y lo cierto es que estoy algo cansado, Harry. Si no le importa me gustaría dejarlo por ahora y descansar. Podemos volver a hablar más adelante si quiere —dijo el Sr. Cook visiblemente fatigado. Habían sido demasiados recuerdos. Demasiadas certezas tardías. 

—Por supuesto, Sr. Cook. Descanse. Me mantendré en contacto. 

Harry abandonó aquella habitación perfecta y al instante apareció una imagen con un androide -qué ironía, pensó el anciano, que tuviera que aguantar a Android por doquier- que quiso interesarse por su estado. 

—¿Está Vd. bien, Sr. Cook? —preguntó con su agradable voz

—Sí, gracias. Simplemente querría descansar un rato. Despiérteme de mi holosueño en dos horas —contestó el anciano mientras se tumbaba en aquella perfecta e impoluta cama. 

—Por supuesto. 

—Una cosa más —inquirió el Sr. Cook. 

—Claro, Sr. Cook, dígame. 

—Póngame una película en la holopantalla para que me entre el sueñecito. 

—¿Qué querría ver Vd?

—Bueno, algo que me recuerde los buenos y viejos tiempos. Supongo que has prestado atención a la entrevista. A ver qué se te ocurre. 

—No hay problema, Sr. Cook. Que descanse. 

Las luces se apagaron y el anciano se puso su holodispositivo. Una elección perfecta, pensó mientras veía aquellos primeros instantes de esa producción de finales de los 90. Sonrió. Siempre lo hacía con aquella fantástica historia que se ajustó mejor que nunca a aquellos primeros años de Apple. 

‘Los piratas de Silicon Valley’ era un peliculón, pensó. Buenos y viejos tiempos. Suspiró y se dijo que quizás podría dejar lo de dormir para más tarde.

 


 

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48 comentarios en “Minnie y los fuegos artificiales

  1. Javi dice:

    Brillante, Javier, brillante…
    De este articulo esperaba de todo (sobre todo bilis, mucha bilis), menos que lo escribiese en forma de histora. No sólo has criticado a Apple por la WWDC16, sino que lo has hecho con una elegancia que no había leido en ninguna otra critica.
    Como bien decia un usuario de Xataka, Apple se ha estado tocando los webOS durante todo el año. No ha presentado nada reseñable. La mayor prueba de el descaste de Apple es que nunca había visto a la propia compañía pedir por favor a los espectadures de una keynote que aplaudieran. NUNCA .

    • Gracias 😉 sí, la idea era intentar hacer la crítica con un formato distinto y creo que el resultado mola. Apple sí presentó temas interesantes, ojo (Apple pay en la web, Siri en el escritorio, velocidad en watchOS) pero en general veo poca innovación (iterativa o no) en una empresa que tiene esos recursos. Es una decepción continua para mí. Como un hijo que tiene talento y al que le ves todo el día desperdiciándolo.

      • Land-of-Mordor dice:

        Anda que si te dejaran publicar esto en Xataka o incluso en Applesfera…eso sí que iba a ser la «Tercera Guerra Mundial» XD

        A lo tonto te vas a montar una novela con todas las historias de Harry. Veo adaptación al cine/series en el horizonte 😉

    • jhalexi dice:

      Yo estuve esperando hasta el final de la WWDC16 con la esperanza de ver algo extraordinario de iOS 10 especialmente para el iPad. Lo creía, con todo mi corazón. ¡Era iOS 10, un numero redondo por Dios! Ya tenían el iPad Pro, era hora de darle un empujón a ese dispositivo para que aquellos indecisos, como yo, nos fueramos de cabeza por esa pantallota de 12.9 y abandonaramos de una vez por todas esas feas y pesadas laptop. Pero no, lamentablemente conforme pasaban los minutos mientras veía más fuegos artificiales y ratones hembras fui perdiendo las esperanzas.
      ¡No podía creerlo! Como habian sido capaces de perder una oportunidad de hacer del iPad Pro una verdadera maquina de productividad. No hubo otro momento más oportuno pero lo ha desperdiciado. ¡Malditos fuegos artificiales!

    • Muchas gracias Uxío! Así da gusto majo, que alegría ver que la historia gusta e incluso hace que algunos campeones aportéis. Ole!

      Ya quisiera hacer más de estas, pero ya sabes que no siempre hay tiempo (o temas).

      Un abrazo!

  2. Brillante, la mejor entrada relacionada con la WWDC, si pudiera te aplaudiría de pie. Definitivamente algunas cosas de la WWDC fueron manotazos de alguien que no sabe nadar, pero no lo admite y no lo van a admitir aún cuando caigan, si es que. Yo me pregunto como no hay alguien que se esté dando cuenta del letargo dentro, que la pasta no lo es todo, sobretodo si no la inviertes.

    Solo agregar lo que te comenté en Twitter ese día. Apple es el presente, pero no es el futuro.

  3. Javi dice:

    Lo mas probable es que adaptar Siri al escritorio les haya costado poco menos de media hora. Otra prueba más de las »reservas de innovación» de Apple, de la racaneria. Lo único bueno de Siri en esta presentación ha sido su API.

    • A ver qué logran con la API los desarrolladores, aunque aquí tampoco he comentado que no entiendo cómo no aprovechan para hacer su particular Apple Home (Tipo Amazon Echo / Google Home), algo que teóricamente sería bastante sencillo también.

      Pero nada, ni por esas. En un par de años lo veremos, supongo.

  4. Anonimox dice:

    BRUTAL MAGNIFICO BESTIAL, cuando escribas un libro seré el primero en «piratearlo» ja ja ja, en serio Javi por artículos como estos son por los que me sigues enganchando

    • 🙂 Qué fuerte Anonimox, qué fuerte 🙂 Muchas gracias! No siempre hay tiempo (o temas) para hacer estas cosas, pero espero irme soltando con más frecuencia. El formato es también pura experimentación, pero parece que funciona!

  5. Tomás dice:

    Pffffff necesito, de alguna manera, hacer que más gente te lea. Es demasiado egoísta no mostrarle esto al mundo. Nunca me había animado a comentar pero es que esta entrada es un lujo. Felicitaciones, Javi. Un abrazo grande.

  6. SrPerroverde dice:

    Una artículo genial, Javi. Al final te vas a tener que plantear en serio escribir un libro sobre Harry (y Sally, por supuesto).

    Por otro lado, estoy de acuerdo en que últimamente Apple innova muy poco y se dedica a vender pequeñas mejoras(?) a sus desorbitados precios de siempre. A mi tampoco me gusta el rumbo que han tomado en los últimos años, pero, no hay muchas otras compañías en esa situación? Quiero decir, hay pocas que estén innovando de verdad y ahí siguen. Encima, Microsoft es una de las que lo está intentando y no estoy seguro de que le esté dando resultado.

    Otra vez, enhorabuena por tu artículo.

    • ¡Muchas gracias SrPerroVerde! A ver si se me ocurre algo que parece que los personajes dan juego 🙂 Y sí, estoy contigo, el rumo de Apple no es en mi opinión acertado, pero está claro que (por ahora) les va bien así. Veremos…

      ¡Saludos!

  7. Antonio dice:

    Pero es que lo que yo vengo sosteniendo de siempre es que en realidad Apple nunca ha sido innovadora ni ha ido por delante, esto se lo ha hecho creer a muchos solo a base de marketing (a veces incluso con mentiras descaradas, como esa de que un Mac nunca se cuelga). El iPhone no fue más que una mejora incremental de lo que habían hecho otros. No era más que una PDA más bonita y con aplicaciones de serie y que se podían bajar de Internet desde el propio dispositivo (y esto ni siquiera estaba en la primera versión a la venta). Y así Apple ha ido lanzando cantidad de productos que nos ha vendido como innovación de la buena.

    Pero dudo mucho que Apple caiga como en esa historia que nos cuenta Harry con mucha gracia: le bastará meterse a base de cash en un mercado con grandes barreras de entrada (¿el del automovil tal vez?). Lo que no descartaría sería un motín a bordo como cuando Scully puso de patitas en la calle a Jobs. Para mi es inexplicable que una empresa como Apple dependa de la manera que lo hace de un producto como el iPhone al que todo el mundo quiere ponerle la zancadilla, pero me niego a creer que con esa pasta que acumulan no tengan un plan B, C y D.

    • Lo raro es que no tiren de esos planes B, C o D por el momento. Igual creen que pueden aguantar aún más para diferenciarse, pero estoy contigo: tienen demasiado dinero, y no parece que le estén sacando provecho. Es raro.

  8. Antonio dice:

    (…) Y sin embargo, te escribo esto desde un iPhone SE con el que estoy encantado. Hay que reconocer que lo que hacen, lo hacen bien y por increible que parezca nadie sabe plantarles cara.

    Un saludo.

  9. Pingback: Apple sigue viviendo de las rentas, ¿por cuánto tiempo?

  10. Overcorp dice:

    No cabe duda que esto de escribir es lo tuyo, más allá de estar de acuerdo o no con tú opinión respecto a lo que presento Apple pero no se puede discutir que los plasmas de una manera ingeniosa.

    Felicidades.

  11. Vicent dice:

    Felicidades por el post, Javi. Me ha encantado. Lo he encontrado delicioso, si se me permite la cursilada.
    Dicho esto, y estando de acuerdo contigo en unas cuantas cosas, es uno de los post de los que te he leído en los que estoy más en desacuerdo. Si este post lo hubiese leído el año pasado coincidiría contigo en mayor medida, pero no este año. Con toda probabilidad las discrepancias pueden venir en la distinta percepción entre ser un usuario de alguno de los productos de Apple, como es mi caso y no serlo. Y ser un “bloguero” tecnológico de profesión, lo que confiere una anchura de miras y un conocimiento que obviamente no poseo.
    Como usuario el año pasado no aprecié nuevas características que supusiesen ningún salto cualitativo reseñable, y este año en todas las plataformas hay características que mejorarán mi experiencia como usuario, salvo en el reloj, que ni poseo, ni creo que posea en un futuro inmediato (¿para cuándo el post del tuyo?).
    Pero lo que es peor, el año pasado no intuía ningún plan de futuro de la empresa y como enfrentarse a los retos que otras empresas si estaban mostrando. (Inteligencia Artificial, asistente virtual, etc…), y este año los pasos que se van a dar aparecen claros, tanto en asistente virtual, (no anunciaron “su” Alexa como hizo Google a meses vista, pero es que nunca anuncian a meses vista ningún producto) No tardarán 2 años, dalo por seguro.
    Y en cuanto a Inteligencia Artificial y Privacidad anunciaron su propio camino, diferente a otros protagonistas. Dudo que este camino sea tan “exitoso”, y que de unos resultados que puedan competir con los otros actores; pero, desde mi punto de vista, agradezco esta forma de abordar el tema desde el punto de vista de la privacidad. El hardware, como casi siempre, aparecerá con la liberación de las nuevas versiones en otoño, por lo que espero que este septiembre-noviembre Apple anuncié su nuevo reloj, iPhone, Ipad Pro, portátiles, pantalla, etc…
    Dicho esto, querido “Harry”, felicidades por el post. Gran, gran texto. Espero que disfrutes mucho escribiendo este tipo de entradas, porque tus lectores si lo hacemos leyéndolas.

    • Muchas gracias Vicent 🙂 Sí que ha gustado sí, cómo me alegra, de verdad. Es normal que discrepes, y sanote, siempre lo digo. Yo veo las cosas desde otro punto de vista, como dices, y creo que aunque efectivamente ha habido avances -bien por la apertura de Siri, Maps o Messages a desarrolladores-y mejoras en diversos terrenos -destacaría Siri en el escritorio, watchOS con respuesta instantánea, y algunas mejoras de un iOS más consistente- en general como digo todo me parece poco para una empresa con esa cantidad de pasta.

      Entiéndeme: con la ventaja que tienen a la hora de controlar todo su ecosistema, y no acaban de presentar nada esencialmente diferencial a lo que existe en el mercado. O lo hacen más o menos igual, o lo hacen peor (en mi opinión). Hoy por hoy muchos les superan en software y en hardware, y eso es preocupante con la pila de millones que tiene esta gente, y el talento, y los recursos.

      Como he dicho antes en los comentarios, es decepcionante ver que una empresa con tal potencial lo desperdicia año tras año con cosas como Minnie o los fueguecitos artificiales de Messages. Por favor.

      Sea como fuere, gracias por el comentario. Lo del reloj caerá, tenlo por seguro. Y probablemente Harry vuelva a entrar en acción 😉

      Saludos!

  12. Mejoras con cada relato de ficción/no ficción que te leo, Javier.
    Habrás comprobado que las ideas se transmiten mejor cuando se acompañan de las emociones asociadas a una narración. Me alegro.
    Un saludo.

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