Algunos ya sabíais que hoy tocaba viajecito de trabajo: me dirijo a Lugo, donde mañana toca cubrir para Xataka un tema del que todavía no puedo hablar y que así a bote pronto tiene muy buena pinta. Cuando surgió la oportunidad y todo se confirmó tuve que buscar alternativas para el viaje, y la única aceptable desde Madrid -si no quería conducir yo- resultó ser el autobús.

Ya no viajo casi nunca así, pero está claro que sigue siendo un medio de transporte muy útil para muchos escenarios. Lo demuestra el hecho de que es martes por la tarde y el autobús de la empresa ALSA que me lleva a Lugo está casi lleno. Quizás ayude que no es un autobús normal: paga la empresa y el viaje es una palicilla -seis horas de ida hoy, seis de vuelta mañana-, así que para la ocasión he tenido la oportunidad de probar a viajar en uno de los autobuses ALSA Supra Economy.

Y ya que estaba en el ajo me he dicho a mí mismo: qué demonios. Análisis al canto.

Para empezar lo de Supra Economy ya implica que voy más cómodo de lo normal. Sin que tampoco se puedan tirar cohetes (el “Economy” está ahí por algo, supongo), las ventajas son claras: tres filas de asientos en lugar de cuatro, una pequeña pantalla TFT (yo diría que 7 pulgadas) en cada asiento para disfrutar de algunos contenidos multimedia, y, la razón fundamental de la elección, conexión WiFi gratuita.

Las alternativas

El billete no es nada barato: 92,40 euros del ala han costado la ida y la vuelta, pero lo cierto es que las opciones eran poco atractivas:

1. Coche: muchos kilómetros y horas conduciendo solo, fácil 70 u 80 euros de gasolina. Sin WiFi gratis.
2. Tren: solo dos salidas desde Madrid al día que yo haya visto en la web de Renfe, una nocturna con coche cama, una experiencia que ya viví hace poco y que no me apetece nada revivir. Que yo sepa, sin WiFi gratis.
3. Avión: a Santiago o Coruña y luego coche de alquiler (1h45m desde Santiago, 1h05m desde Coruña según Google Maps) que hacían que el trayecto no fuese especialmente barato además de ser un tostonazo (vete al aeropuerto, espera, ve a coger el coche de alquiler, espera… Buf). Sin WiFi gratis, of course.
4. BlaBlaCar: admito que se me ocurrió, pero ni lo miré con las prisas. Aquí puede que descartar esto fuera un error, si tenéis experiencias al respecto comentad, por favor. Sin WiFi gratis que yo sepa (¿te la ofrece el que da el servicio? Lo dudo).

Total, que entre el factor coste y la comodidad -ir viendo pelis tranquilamente o trabajando con WiFi gratis (como veis, ese factor ha sido bastante decisivo) la elección estaba clara.

Lo de Supra, quizás un poco exagerado

No puedo hablar mucho del vehículo en sí porque no estoy muy familiarizado con el segmento de los autobuses, pero al menos en lo que llevo de viaje la experiencia si uno excluye el tema “comodidades” no está nada mal. En la Estación Sur de autobuses tuve que preguntar cómo llegar a la dársena porque no veía mi autobús en la pantalla (llegué un poco apurado y no me di cuenta de que el destino final es Coruña y no Lugo), y tras las amables rápidas indicaciones de una empleada en información llegué a la puerta de la dársena.

Curioso eso de que la puerta de acceso solo la pueda abrir el conductor: si alguien lo intenta empiezan a sonar una alarma rollo-has-robado-algo, y también curioso que el billete impreso que llevaba no llevara ningún código de barras o QR. Nanay: la verificación es artesanal. Me pidieron el DNI para verificar que yo era el pasajero con ese billete y tachar mi nombre de una lista en papel. En 2015. Como digo, curioso.

El autobús salió casi puntual. Yo diría que con un par de minutos de retraso, supongo que por el tema del equipaje. Aquí la situación me recordó a la de los aviones de Ryanair, porque me costó un poco convencer al conductor de que llevaba portátil y cámara en mi mochila y no me hacía ninguna gracia (ni tampoco era práctico, para algo cogí el portátil) dejarlos en la parte baja del autobús. Una vez dentro resulta que los estantes superiores son muy bajitos: tuve que sacar parte del contenido de la mochila y ocupar más longitud de la esperada para almacenarlo todo allí. Afortunadamente había sitio y la gente va por lo visto con maletón (abajo) y abrigo (arriba) por costumbre, lo que favorecía a los mochileros como yo. Fiu.

Una vez dentro, a disfrutar de las citadas comodidades. Cuando uno paga 46 euros por trayecto espera quizás encontrarse con otra cosa, pero esa pasta tampoco es que te garantice a una experiencia autobusera religiosa. Yo diría que todo es más bien un poco casposo. Veamos:

1. Asientos de piel: son cómodos (piel sintética, diría yo), pero tampoco la pera y no tan anchos como cabría esperar con esa distribución. El pasillo, eso sí, está muy bien, pero no se usa en el viaje, así que aquí igual ALSA debería replantearse las prioridades.
2. Mini-mesillas: como en los aviones, permiten apoyar lo que uno quiera y no están mal si uno no quiere usar el portátil. En caso contrario olvídate, porque no hay demasiado espacio frontal y es mejor colocarlo sobre las piernas, como yo lo tengo ahora mismo.
3. Enchufes: yo no me he enterado hasta que no he visto el vídeo demostrativo del autobús, pero como bien me dice Naruedyoh en Twitter, hay enchufes a disposición de los pasajeros en ciertos asientos del autobús. Puedes verlo cuando eliges asiento al reservar el viaje, pero yo ni me fijé en esa opción. Buen apunte.
4. Pantalla multimedia: como decía yo diría que ronda las 7 pulgadas y también diría que es táctil durita. Eso quiere decir dos cosas. Una, que de multitáctil nada (tampoco le veo el sentido). Y dos, que para pulsar hay que hacer más presión de lo normal, así que supongo que será capacitiva y con tanto toqueteo de los viajeros -más o menos burros, que de todo hay en la viña del señor- era requisito que esa resistencia táctil fuera más bien alta.
5. Interfaz y experiencia de usuario: no hay ajustes en los que pueda ver qué se usa, pero esto tiene pinta de ser una distro Linux embebida con una interfaz a medida que ALSA debería plantearse rediseñar. Muy ochentera, como ocurre en los aviones, pero que eso sí, es usable al máximo: pocos botones que evitan confusiones y que creo que hacen que la curva de aprendizaje sea mínima. Yo no he tenido problemas gracias a mis avanzados conocimientos, claro, pero lo cierto es que tampoco he visto que la señora de 60 años de al lado dudase ni un segundo a la hora de elegir la peli que quería ver. Parecía casi una hacker con esa seguridad. Pero claro, podría ser que ella fuera una heavy user de ALSA. Cuadra.
6. Pelis: la selección multimedia no está mal del todo: hay unas 20 películas relativamente recientes, pero el problema es que en mi caso las he visto todas: ‘Al filo del mañana‘ (genial), ‘Bajo la misma estrella‘, ‘Lo imposible‘, ‘8 apellidos vascos‘, ‘Begin Again‘ (peliculón), ‘Pompeya‘ o ‘Guardianes del espacio‘ son algunos ejemplos. La calidad de imagen y sonido es muy aceptable (no he probado los cascos que te dan al entrar al autobús, llevaba los míos, pero tampoco son la pera y el sonido está bien). Hay opciones básicas para avanzar y retroceder en la película o pausarla, pero nada más. Nada de subtítulos o pelis con sonido dual, aunque había un par en versión original.
7. Otros contenidos: a las pelis se les suman unos pocos episodios de series (‘The Big Bang Theory‘ y ‘Dos hombres y medio‘, nada mal), documentales, contenidos infantiles (‘Frozen‘ en versión original, toma ya) y una pequeña selección musical (nada comercial, parece todo música sin derechos de autor).
8. Apps: por llamarlas de alguna forma, claro. Tampoco quiero cebarme, que los chicos de ALSA no lo han hecho tan mal. El caso es que además de esos contenidos cuentas con un mapa de ruta que tira aparentemente (comprobado) de Google Maps (pero sin ninguna leyenda que lo indique, uhm) y en el que aparece nuestro vehículo… como muy bien marcado. Con un pedazo de autobús muy pixel art, vaya. Hasta gracioso he encontrado el detalle, pero lo cierto es que no hay opciones de zoom, ni tampoco información adicional que permita saber en qué kilómetro del viaje te encuentras (a no ser que conozcas la geografía ibérica lo llevas crudo) o el tiempo estimado de llegada. Lástima, porque esos detallitos hubieran hecho ganar mucho a este apartado. Aparte de eso, algunos pequeños extras más como un manual de ayuda, selección de idioma o un canal de radio que en estas pruebas era un horror: no dejaba seleccionar frecuencias y se oía demasiado alto. Si estáis leyendo esto, directivos de ALSA, corregid eso o directamente erradicad la opción. Estropea la experiencia de usuario. Nota: acabo de descubrir que en la parte de música existe un apartado con tres emisoras “ALSA Radio” que palian ese apartado y que no están mal. Menos mal. Lo último, una herramienta para ver lo que ve la cámara exterior, que básicamente es las rayas de la carretera pasando sin parar. La curiosidad por esa opción -como la de las cámaras de los aviones, qué chorrez- dura unos 2 segundos.
9. WiFi: si os creéis que os voy a hablar de la WiFi, el punto clave de este trayecto, en el punto ocho de una ol, vais daos. Esto merece un h3 propio.

Así es la WiFi en un viaje Madrid-Lugo en autobús

Como decía, si hay un factor que haya sido decisivo para elegir el viaje en autobús, y en concreto en este autobús, ese ha sido el poder hacer uso de una conexión WiFi gratuita durante el trayecto. Aquí evito entrar en debates sobre la privacidad (“¡Pero JaviPas, qué haces conectándote a una WiFi pública! ¿Lo habrás hecho con Tails, no?“), y también en un análisis detallado de la cobertura WiFi en el autobús. Me hubiera gustado hacer un mapa WiFi de esa cobertura (“¿Es mejor escoger asiento delante o detrás del autobús?” Todo un debate tecnológico) pero creo que esto ya está pasando de castaño a oscuro así que prefiero limitarme a un comentario más relacionado con la experiencia de usuario de la WiFi que con su nivel técnico.

A ver, no nos engañemos. Esto es lo que es. El autobús te ofrece una conexión WiFi a una especie de MiFi que se conecta vía 3G (quizás 4G, aquí habría que preguntar a los señores de ALSA) a cierta operadora móvil (que también desconozco pero que por lo que indica el test de velocidad podría ser Vodafone). O sea que la señal que uno coge es básicamente la que cogería si hiciese tethering desde su móvil durante un viaje en carretera.

Y en un viaje de este tipo la cobertura va y viene. De hecho yo diría que se va bastante más de lo que viene, y hay que tratar de aprovechar los preciosos momentos en los que sí funciona para sacar partido, cargar en varias pestañas lo que uno quiera ver y a partir de ahí tirar millas. Este artículo está escrito en un 90% sin conexión a la WiFi: el iconito de conectividad limitada a la red es una constante, y aunque desconectarse y volver a conectarse a la red puede apañarlo durante unos instantes, la conexión es muy, muy intermitente. Si necesitáis trabajar de forma sostenida es probable que el tethering con vuestro móvil acabe siendo necesario, pero ojo porque tampoco creo que vaya mejor.

En algún ratito que he tenido conexión he podido pasar el test de velocidad de Speedtest y el resultado ha sido bastante sorprendente: aquí se supone que tenemos una conexión de unos 5 Mbps de bajada y unos 350 kbps de subida, pero esa velocidad, os lo aseguro, no se aprecia demasiado la mayoría de las veces. Navegar por internet es complicado cuando la conexión va y viene y se acelera o frena de un momento a otro sin que podamos hacer nada por evitarlo.

Y aún así, aquí estoy, escribiendo este artículo en el blog gracias a esa conexión. Ni una vez he utilizado la conexión del móvil, lo cual es casi una heroicidad. Yo diría que casi un milagro, porque sobre todo para subir las imágenes he tenido que ir probando hasta que por fin había ratitos de conectividad que permitieran subirlas todas. En resumen: sí, hay WiFi gratis, y no, olvídate de ver vídeos de YouTube con esa capacidad de transferencia. Podrás visitar alguna que otra página web y ver tu correo -bueno, seis horas dan para bastante aun con esa velocidad- pero desde luego trabajar o disfrutar así no es recomendable para quienes se crean que esto va a ser como la conexión de un bar o de un centro comercial. Naino.

Conclusiones

Lo cierto es que ya que vas a comerte 6 horas de autobús, si puedes hacer el viaje mínimamente más cómodo yo creo que la inversión merece la pena. Si lo de la conexión WiFi es un factor decisivo, ojo, quizás deberías replantearte tu escala de prioridades, porque la conexión es demasiado inestable como para ser aceptable en sesiones de trabajo en las que necesites hacer algo serio. No puedo ni imaginar lo que hubiera pasado si hubiera tenido que publicar algo urgentemente en Xataka, y tiemblo al pensar qué pasaría si necesitara por ejemplo conectarme a algún servidor para apañar cualquier tipo de problema en modo sysadmin. Como que no.

Salvo por ese factor, la verdad es que el invento del autobús no está nada mal, pero también es cierto que llevarte un portátil con algunas pelis, música o series -o un buen libro- y tener un móvil a mano para conectarte a internet llegado el caso puede ser una alternativa válida si quieres ahorrar unos euros. Me temo que sin haber hecho el viaje sin estas comodidades no puedo valorar, así que dejo esa pregunta en el aire.

Fin del análisis. Ole.

Actualización (29/10/2015): Ayer tocó viaje de vuelta y me temo que andaba cansado como para publicar. Por alguna razón aunque el autobús estaba etiquetado como Supra la única ventaja fue la de los asientos. De pantallas nada. La WiFi, además, no había forma de usarla desde el portátil y sí desde el móvil, rarísimo -como para preguntarle al conductor- ¿Alguien sabe si es normal?

Lo cierto es que sin la pantalla la cosa ya no tiene tanta gracia. He mandado un tuit a la compañía a ver si me responde y se han puesto en contacto inmediatamente, indicando que «aún no todos los Supra las tienen, dependen del año de matriculación. Los nuevos si las traen» y que «Actualmente no es posible saberlo con antelación a la hora de comprar el billete«. Bueno, como diría aquel, un problema no es más que una oportunidad de mejora. A mejorar pues.