Tecnología

Hogar, bendito hogar

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Hace un rato estaba sentadito en la terminal de salidas de un pequeño pero cómodo y moderno aeropuerto europeo. Empecé a escribir esta entrada desde allí gracias entre otras cosas a la conexión Wi-Fi gratuita disponible -qué agradable sorpresa- pero no me dio tiempo a acabarla, así que la concluyo ya de vuelta en casa.

La reflexión de la que quería hablar me asalta en cada viaje. No hablo de viajes de trabajo en los que esa sensación es inevitable -diría aún más, obligatoria-, sino en viajes de placer como el que me ha tenido caminando de acá para allá durante cinco días.

La sensación es la de querer estar en casa. La de volver a casa.

Da igual que uno se lo esté pasando muy bien, como ha sido el caso -era un viaje prometido y especial antes de hacerlo, y ha sido fantástico y especial ahora que volvemos-, porque a pesar de todo eso apenas pasa una noche ya me asalta ese sentimiento de culpa y me invade esa perecilla de decir: “parece mentira que a las 24 horas ya tenga ganas de volver«. Lo comentaba hace tiempo con más gente y parece que no soy el único al que lo de salir de viaje de vacaciones, con todas sus ventajas, le provoca esa sensación. Soy muy caserito, pero esto ralla en el absurdo. Pueden más las ganas de una vuelta a la rutina que esas nuevas experiencias que proporcionan los viajes. Qué cosas.

Pero claro, es que hay rutinas y rutinas. Y la mía es hoy por hoy estupenda. Así que que me quiten lo bailao, porque tengo la fortuna de haber disfrutado a tope de unos cuantos viajes fantásticos como este, y además de volver a casa aún con más ganas. El no va más.

¿Os pasa?

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10 comentarios en “Hogar, bendito hogar

  1. Hector Quispe dice:

    Creo que puede ser por la «familia con hijos» y la comodidad del hogar. En mi caso, muchas veces viajaba (antes) y perdía la noción del tiempo… Ahora, en cada viaje, tengo esa sensación de querer volver.

    Esa emoción cuando toca el retorno, subiendo al avión, esa ansiedad por pisar tierra, esa ansiedad por llegar a casa.

    • La familia desde luego impone, si no tienes ataduras (o tantas ataduras) en casa puede que cueste menos viajar, pero aquí hablo de viajes de vacaciones y placer, ojo. Incluso yendo con familia y amigos, a menudo me apetece volver a la rutina. Es lo curioso.

  2. pablo dice:

    Habeis pensado que quizás nos pase en mayor grado a los aficionados a la tecnología?
    Nuestra conexión a la red, nuestro monitor, nuestro teclado…
    La supertele y el Tivo de Ono (que merece un blog)…
    Los amigos, hacer unos recadillos y encontrarte algún conocido…
    Que te reconozcan en el bar…
    Hogar…etc.
    Mañana empiezo mi retiro primaveral hasta fin de Junio. En Menorca.
    Pero me acordaré de mi casa. Seguro!

    • Pues igual tiene que ver. Adicción al teclado, está claro. Pero aún así cuando he llevado portátil o algún cacharrito en algún viaje se mantiene esa sensación, qué curioso.

  3. Javier Lacort dice:

    Coincido. Más de una vez he pensado que con las vacaciones más tristes, la de pagar por la pulserita, el todo incluido y la desconexión neuronal completa, en realidad lo que se está pagando es el anhelo de la vuelta a la rutina. Irse para poder extrañar lo cotidiano.

Comentarios cerrados