Tecnología

Dos días con el Microsoft Surface Pro 3

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Hace unos meses que me planteo el cambio de portátil, sobremesa y, en general, ecosistema de trabajo. La llegada del Microsoft Surface Pro 3 en mayo parecía poder responder a mis necesidades, y de hecho las primeras impresiones -tuve la oportunidad de tocarlo (y contarlo) en su presentación España poco después de que lo presentaran en EE.UU.- fueron estupendas.

No había tenido la oportunidad de juguetear mucho con él, pero ahora me encuentro escribiendo esto con un flamante Microsoft Surface Pro 3 que ha pasado previamente por el análisis en profundidad de Xataka. Esto no va a ser un análisis (no tengo tiempo, y creo que Juan Carlos lo hecho estupendamente allí), sino más bien unas pequeñas primeras impresiones en este par de días que podré tenerlo conmigo.

La pantalla

Esas 12 pulgadas se quedan quizá algo pequeñas cuando lo comparo con el MacBook Air, pero esas dimensiones las compensan dos apartados estupendos: la definición de la pantalla (como voy a echar de menos esa resolución 1440p) y ese formato 3:2 que quizás no es ideal para trabajar a doble ventana (algo que hago constantemente) pero que es especialmente adecuada para trabajar con aplicaciones maximizadas en un tamaño fantástico y sin que parezca que estás trabajando «en modo cine».

El brillo y contraste de la pantalla son claramente superiores a los del MacBook Air al ponerlos frente a frente al máximo, y desde luego la calidad de la pantalla, como afirmaban en DisplayMate (y e esto saben un huevo) es espectacular.

 El teclado

Qué pena Microsoft. Has estado a punto de clavarlo. El teclado del Surface Pro 3 es un gran intento. Es una pena que ya de primeras esté un poco limitado por las propias dimensiones de pantalla. Es especialmente esa posibilidad de «pegarlo» a la pantalla con una pequeña banda magnética que hace que el teclado quede algo inclinado, y por tanto más ergonómico.

Personalmente yo lo noto algo corto (las teclas de cursor son un buen ejemplo) para mi recorrido habitual al trabajar, pero tiene algunos problemas adicionales.

El primero, que como decía Juan Carlos, hay cierta respuesta «quebradiza». No sé como describirlo, pero es casi como si la tecla fuera a romperse cuando uno la pulsa. La respuesta táctil es una pequeña vibración y un singular retroceso al que uno se puede acostumbrar, claro, pero en mi opinión no es la óptima para trabajar durante periodos prolongados. Eso sí: si uno no aprovecha el mecanismo magnético que lo «pega» a la pantalla, esa vibración desaparece por completo, así que en una mesa se pierde ergonomía pero la respuesta táctil es muchísimo mejor.

La otra y más importante, el hecho de que no sea un teclado rígido. Microsoft ha concebido el Surface Pro 3 como un tablet con vocación de portátil, pero yo lo hubiera concebido justo al revés: un portátil con vocación de tablet. Me parecen más acertadas las decisiones de fabricantes que tienen un teclado rígido y un mecanismo de acople y desacople que permite extraer la pantalla, sobre todo porque en mi caso el teclado es parte fundamental de mi uso de un equipo. Ya sabéis, no me gustan demasiado los tablets.

Si a eso le sumamos el hecho de que el teclado se vende aparte y no es nada barato (129 euros), nos encontramos ante un problema gordo. Sin el teclado el Surface Pro 3 tiene mucho menos sentido, y con él el precio aumenta de forma considerable. Microsoft debería haberlo integrado de serie, haber subido el precio de partida (decisión compleja, claro) y no haber hablado de este componente como opción. O quizás, hacerlo con colores distintos en plan accesorios.

El touchpad, por cierto, es igualmente decente, y desde luego mejor en su textura y respuesta que el que ofrecía el Pro 2 (por lo que recuerdo de haberlo tocado un poco). Y sin embargo, su tamaño y su respuesta siguen siendo inferiores a ese touchpad cerámico del MacBook Air que a mi sigue pareciéndome insuperable. Las dimensiones del Surface Pro 3 de nuevo condicionan las prestaciones de un periférico que a su vez condiciona el resultado final. Qué pena, Microsoft.

Puntero

El lápiz que acompaña al Surface Pro 3 es sin duda protagonista para muchos profesionales, pero no es mi caso. Dudo que tomara muchas notas en modo tablet, y aunque la opción siempre puede venir bien, en mi caso no es (o no sería) un factor decisivo en la compra.

Aún así, juguetear con este accesorio es una chulada. Sobre todo si os pasa como a mi y habéis tenido ciertas épocas en las que dibujar os tiraba un poquito. Yo ya prácticamente no lo hago, pero siempre he querido reengancharme con esa pequeña faceta artística y nunca he tenido una oportunidad clara.

Esa oportunidad surgiría ahora sin duda, porque la respuesta del puntero en programas tan simples como FreshPaint es alucinante. De hecho, parece que Microsoft escuchó las peticiones de ciertos usuarios con alguna que otra influencia, y el comportamiento, que era algo errático en la primera versión del firmware del puntero, es ahora aún mejor. Si os gusta el tema, no os perdáis los dos posts de Penny Arcade (primero, segundo), porque el redactor explica al dedillo los problemas que se podían plantear en ese escenario en el que el puntero es protagonista.

‘Lapability’

Llegamos al punto que más me importaba a la hora de considerar la potencial compra del Surface Pro 3: su capacidad de comportarse como un portátil -o como la llamó Microsoft, ‘lapability’, no os perdáis el artículo-, que es en realidad lo que a mi me interesaba. Y aquí es donde el nuevo soporte posterior y su versatilidad le daban un plus importante al Surface Pro 3 respecto a sus antecesores.

Sobre todo, porque ese nuevo mecanismo permite que tengamos el portátil sobre las rodillas con un ángulo de reclinación de pantalla casi totalmente configurable. La situación general ha mejorado, y el curioso sistema de inclinación funciona estupendamente, con una primera resistencia fuerte que luego se suaviza al ir ajustando la inclinación de pantalla a la altura deseada. Es como si apoyásemos una foto en el pie trasero, pero este tiene la capacidad de inclinar más o menos la foto.

Lamentablemente, la solución no es en absoluto perfecta por tres circunstancias. La primera, que ese sistema de sujección sujeción hace que el borde del pie de apoyo limite la distancia a la que podemos poner el portátil y el teclado de nuestro cuerpo. En mi caso, o pego mucho el teclado a la barriga (la llamo así, que mi trabajo me ha costado hacerla crecer) e inclino más la pantalla hacia el techo, o bien inclino más la pantalla hacia mi (acercándome al ángulo recto) y alejo algo el teclado de mi preciada barriguita.

Para que nos entendamos. Quedaos con el fondo del asunto, que he hecho el dibujito en 2 minutos, por favor 😉

La segunda, que el propio teclado y su sistema de sujección no hace que el resultado final sea especialmente cómodo. En esta postura lo de inclinar el teclado con el acople magnético es todo un compromiso: o lo pones y ganas cierta ergonomía (pero obtienes esa molesta respuesta táctil) o lo quitas y ganas en comodidad, pero extiendes aún más la distancia a la que la pantalla se encuentra, de nuevo, de la barriga. El resultado es que el portátil ocupa mucho más desde el principio del teclado hasta el final del soporte, y eso hace que la posición sobre las piernas se condicione y acabe resultado más bien incómoda.

El problema se agrava en otra de mis posturas favoritas con mi MacBook Air: tumbado en la camita. Antes de dormir suelo acostarme y dar un paseo por Internet a ver si encuentro lecturas curiosas o ideas para temas del día siguiente, así que de nuevo lo de poder inclinar la pantalla y tener una solución cómoda es importante. Y tenemos conflicto, porque la pantalla del Surface Pro 3 no puede inclinarse hacia delante, algo que yo suelo necesitar al estar tumbado. La mínima inclinación inicial del portátil de Microsoft no está mal, pero desde luego no es más cómoda que la que permite un equipo que juega con ángulos de reclinación tanto hacia mi como hacia el exterior.

Toca esperar al Surface Pro 4

La verdad es que el Surface Pro 3 me parece una chulada en muchos sentidos. El producto ha ganado en casi todo, aunque esos compromisos que hay que hacer ahora mismo a mi me acaban echando para atrás.

De hecho, el otro apartado que me atrae especialmente de este equipo (ya lo he comentado en anteriores ocasiones) es la Docking Station que Microsoft vende como opción y que me permitiría utilizarlo de forma más cómoda (también se puede de serie, desde luego, pero este periférico potencia esa función) como equipo de sobremesa conectándolo fácilmente a la red GbE, al monitor que me apetezca y, además, aprovechando la pantalla del propio Surface Pro 3 si la necesito. Pero como digo, este equipo no acaba de responder a todas mis necesidades, así que me temo que esperaré a que algún equipo portátil responda a esas expectativas. ¿Qué debería tener el Surface Pro 4?

  • Teclado rígido: incluido en el precio, aunque acaben inflándolo algo más. Cuidado, que ese teclado debería ser desacoplable para seguir fomentando el uso de la función tablet.
  • Broadwell: ya puestos, vamos a por la nueva hornada de procesadores de Intel.
  • Tamaño: ¿Ir a las 13 pulgadas? No lo tengo tan claro, lo cierto es que el tamaño del Pro 3 es casi el equilibrio perfecto entre portátil y tablet (más allá acabas encontrándote con un tablet demasiado grande), aunque eso permitiría aumentar otro apartado clave, el touchpad.

En esencia, esa sería mi lista de deseos, pero me da a mi que Microsoft seguirá apostando por la concepción original. Y sería una lástima, porque creo que ese teórico Surface Pro 4 con teclado rígido podría petarlo.

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16 comentarios en “Dos días con el Microsoft Surface Pro 3

  1. Rubén dice:

    Por la larga lista de pegas que expones, más que un Best Of Both Worlds como pretende venderlo Microsoft (sin muchas ganas según parece), parece un producto Worst Of Both Worlds…

    Sinceramente, lo que pides quizá llegue a pricnipios de año que viene de la mano de los Broadwell Y y Apple en tamaño de 12″.

    En cuanto al linaje del Microsoft Surface, o mucho me equivoco o muere con la 3.

  2. Una corrección ortográfica menor: es «sujeción», con una sola ce. Llevaría dos si viniera de *sujetar, que no es el caso.
    Respecto al contenido, sigo buscando un portátil-convertible-tablet-cosa-que-usar-en-el sofá-con-más-pantalla-que-el-móvil. Parece que Microsoft es quien más se ha acercado, pero le sigue faltando algo, no sé exactamente qué.

    • Muchas gracias por la correción, esa no me la sabía, debo reconocer (ups). Estoy un poco como tú, y mi MacBook Air es por ahora lo que más se ha acercado. Veremos qué nos depara Broadwell y los Ultrabooks (incluido el MBA) en 2015. La cosa promete.

  3. ivan dice:

    Que tal Javier,
    Tengo uno (i5,128G), desde el viernes.
    Tengo el dual boot con ubuntu 14.04 (ok, kernel 3.16, que recomiendan en Reddit).
    En mi opinión te olvidas de algo crucial(definitivo para mí):la batería dura una barbaridad.
    Un abrazo

  4. SrPerroverde dice:

    En serio utilizas tanto el portátil sobre las rodillas? Es que lo encuentro muy incómodo…

    En cuanto al teclado, creo que se podría arreglar con uno físico sin tener que esperar al Surface 4. Lo del precio es otra historia.

  5. asd dice:

    yo tambien utilizo mucho el portatil sobre las rodillas y en la cama. Puesto que vivo en una ciudad pequeña no tengo oportunidad a probar la surface pro3…gracias de veras porque tenia muchas ganas de comprarmela y la ergonomia en estas tareas era lo único que hacia que no la comprara y tu me has ayudado a decidir que no, necesitaba un analisis como este..me toca esperar al asus transformer chi o comprar un portatil de toda la vida pero lo cierto es que llevo soñando hace muchos años con dispositivos de este tipo

    • Pues entonces quizás sea mejor esperar como dices. De todos modos parece que tenemos una época interesante en portátiles con los nuevos Broadwell. Seguro que al Transformer Chi le dan guerra otros modelos, así que atento, que la cosa promete 🙂

Comentarios cerrados