Tecnología

De tablets, portátiles, ovejas, y parejas

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Hace poco estuve probando dos equipos Todo-en-Uno (All-In-One) de Samsung y HP cuyos análisis fueron publicados en Xataka (1,2). En ambos casos, productos mediocres en los que ambos fabricantes quieren tratar de sacar partido de la moda de lo táctil. Parece que ahora todo tuviese que serlo, y en ambos casos ese soporte no es más que anecdótico. Accesorio.

Lo mismo ocurre con la última hornada de portátiles y Ultrabooks con pantalla táctil. Salvo en casos muy específicos como los convertibles de menos de 11 o 12 pulgadas –con Microsoft Surface Pro a la cabeza– la inclusión de una pantalla táctil en estos equipos resulta en mi opinión absolutamente innecesaria. Por no decir estúpida. No es incomprensión hacia una nueva tecnología ni rechazo a los cambios: lo táctil funciona de forma fantástica en tablets y smartphones, pero sacarlo de ese ámbito es un error.

De hecho, el sobrecoste que impone el uso de pantallas táctiles en portátiles es igualmente absurdo: pagas mucho por una característica que vas a usar muy, muy poco. Algunos de los últimos Ultrabooks nos condenan con ese soporte obligatorio, y muchos nos preguntamos por qué no ofrecen al menos la opción de comprar el portátil con pantalla normal. Ciertos fabricantes, afortunadamente, sí lo hacen.

Pero las pantallas táctiles en portátiles y Ultrabooks parecen condenadas al olvido. Así lo revela un estudio de IDC citado en ComputerWorld en el que se afirma que las estimaciones de portátiles con soporte táctil están cayendo a marchas forzadas. En Acer hablaban de un 30 o 35% a finales de año. IDC lo reduce a un 17 o 18%, y puede que revisen ese dato para reducirlo a un 10-15%. Y de ahí, a la nada.

Por supuesto, eso hace que Windows 8 pierda parte de su sentido. Su clara apuesta por lo táctil es valiente, pero en el caso de PCs de sobremesa y portátiles (de nuevo), accesoria. No sé cuántos usuarios de Windows 8 aprovechan la nueva interfaz, pero sospecho que muchos harán lo que yo, y acudirán constantemente al escritorio clásico en el que resulta mucho más natural trabajar, entre otras cosas por la posibilidad de combinar varias aplicaciones y ventanas en pantalla. Microsoft ha entendido esto (más vale tarde que nunca) y ha integrado en un mucho más sensato Windows 8.1 la opción «Boot to desktop» que permitirá iniciar el PC en el escritorio clásico en lugar de que por defecto aparezca la nueva Modern UI.

Las aguas, por tanto, parecen volver a su cauce, algo lógico cuando aparecen soluciones a problemas artificiales que ni siquiera existían. Los portátiles (y los PCs en formato AiO) no necesitaban soporte táctil. Y tal y como están las cosas, imponer sobrecostes por tecnologías accesorias no es práctico. La conclusión está muy bien reflejada por el famoso cada oveja con su pareja. Lo táctil, donde procede.

Un último apunte. Que Apple, que fue absoluta pionera en el soporte táctil en smarphones y que creó de la nada el segmento de los tablets, nunca lo integrara en sus MacBook ni en sus iMac debería decirnos algo. Ellos lo tenían claro.

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